La piel se me erizo, las imágenes se pausaron, nada se movía. Escuchaba hasta el repentino pasmo de los insectos que rodeaban la habitación. El corazón empezó a palpitarme cada vez más rápido, como si quisiera salirse de mi cuerpo. La respiración se convirtió en un campo de batalla donde mi inhalación y mi exhalación eran una tortura.
-Papá- Dije a susurros. Aun la luna no había llegado a su lugar y las luces de la calle no eran suficiente para ver el rostro de la extraña sombra oculta entre la noche.
-¿Papá?- Dijo el ente acercándose a paso lento, su rostro no se veía pero si su traje, un esmoquin negro, elegante y poco adecuado para la hora que era. Aquel ser decía no ser mi padre, pero eso limitaba mis opciones ¿Quién podría ser? -¿Dónde estuviste todo este tiempo?- Dijo muy cerca de mí, pero esta vez se dirigía a el encendedor de la cocina, al parecer estar envueltos entre un manto nocturno no era de su agrado. –Mejor ¿No crees?- Dijo mientras encendía las luces de la habitación.
-¡O por Dios ¿Frederick?!- Dije asombrada, aquel ente que creía mi padre no era otro que Fred, que había desaparecido desde la muerte de mi madre.
-No hay otro cariño- Dijo riéndose y acercándose a mí. -¿Cómo has estado?- Me dijo mientras aplacaba un poco los risos de mi cabello
-Como nunca, mi mamá murió, mi padre desapareció al igual que tu- Dije agachando la cabeza con el ceño fruncido. Moví mis manos sobre mi cabello, tratando de alejar las suyas, demostrándole lo enojada que me encontraba.
-Lo siento mucho nena, pero tenía que organizar algunas cosas- Dijo abrazándome. Me alegraba demasiado saber que no estaría sola, que tendría alguien con quien compartir aquellos tristes momentos.
-No hay cuidado- Le dije secándome las lágrimas de felicidad que corrían indiscriminadamente por mi rostro cayendo a los zapatos de aquel hombre.
-Sabes, no deberías juntarte con esas amistades, Müller no es un buen chico- Dijo apartándose de mí y dirigiéndose a la ventana.
-Claro que es un buen chico, me salvo la vida. Además ¿Cómo lo conoces?- Al parecer saber la vida de otros era ya muy común.
-“Fuertes razones hacen fuertes acciones”, William Shakespeare. Te salvo la vida, pero tendrá una fuerte razón para haberlo hecho. No quiero que te vuelvas a relacionar con él, yo sé porque te lo digo- Dijo fuertemente apretando sus puños y mirando la enorme luna esconderse tras las nubes.
-Está bien, me alejare del chico- Le dije blanqueando los ojos, me molestaba que fuera tan imponente, ni siquiera conocía al joven.
-Ok- Dijo caminando hacia el comedor central de la cocina- Melissa, tengo algo muy trascendental que comentarte- Me asusto un poco el tono con que lo dije, estaba serio, preocupado, tensionado.
-¿De qué se trata?- Le dije sentándome diagonal a él.
-Melissa, ¿recuerdas que hace años tu padre te regaño por haber roto su barco a escala?
-Claro, como no recordad ese día, me acuso de un acto que no había cometido- Dije muy enojada, tomando una manzana del adorno central de la mesa y llevándomela rápidamente a la boca.
-No te atragantes- Dijo tomando la manzana y poniéndola nuevamente en la mesa –Ese día ocurrió algo trascendental en tu vida, y no me refiero exactamente a la discusión entre tus padres ni al corte mal hecho de tu hermano.- Lo sabía, sabía que ese día había peleado con mi hermano y que sin querer lo había dejado inconsciente.
-¿Cómo lo sabes?- Le dije alzando una ceja y agachando la cabeza. No sé por qué pero ante Frederick no era capaz de mirarlo feo, tenía que agachar la vista para poder hacerlo. Era una buena persona, media 1.75, su cabello era castaño oscuro, era blanco, bien vestido, ojos cafés y tenía como 35 años.
-Se eso y mucho más- Dijo con una mirada de superioridad –Pero eso no importa, lo que importa ahora es que sepas algo muy importante sobre tu vida- Sus pupilas se dilataron, su cara se puso pálida, su respiración se tornó lenta, pausada. Al parecer era algo de suma importancia, algo de vida o muerte. -¿Tu madre te explico algo sobre lo que ocurrió ese día?- Dijo cerrando los ojos como esperando un sí, cada vez estaba más intrigada ¿Me explicaría lo que mi madre no fue capaz de hacer? Pero de ser así, ¿Qué sabia él?
-Pues algo, me entrego este brazalete- Levante la mano derecha de lado para que lo viera- Me dijo que nunca me lo quitara, y algo sobre cambios de ánimo o algo así –Le dije parándome de la mesa y yendo a la nevera a sacar una jarra con agua, la vacié en un vaso que estaba cerca y nuevamente me dirigí a la mesa.
-¿Solo eso?- Asentí y rápidamente me tome el agua. No tenía mucha sed pero lo único que deseaba era tener ganas de ir al baño, así tener una excusa para parar la conversación. –Ok, entonces será más difícil de lo que creí. ¿Por dónde empezar? – Dijo frotándose la barbilla. Dios, no veía la hora de irme a dormir, y eso era un milagro, porque las noches para mí eran hermosas como para desperdiciarlas durmiendo.
-Supongo que explicándome como sabes que ocurrió- Le dije tratando de salir de aquella duda que estaba rondando por mi mente. No se me hacía muy raro que lo supiera, ahora lo que me intrigaba era lo que yo no sabía.
-Bueno, el cómo se es muy sencillo de explicar, para alguien que ya tiene una idea base, pero contigo tengo que empezar con una historia- Que bien, una historia, era lo único que faltaba, ahora me contara caperucita roja y me dirá que él es cazador y yo caperucita. –Hace miles de años, en la época clásica, existían 2 importantes comunidades: la griega y la romana. Los griegos eran gente muy sabia y muy vanidosa, ellos fueron los primeros en crear los dioses, pero los romanos viendo que eran una gran comunidad y que con el paso del tiempo crecían más y más, copiaron muchas de sus ideas: los dioses, la caza, la matemática. Entonces los griegos al verse ultrajados por este otro imperio, rogaron a los dioses que los ayudasen a ser únicos, a ser mejores que los romanos- Hizo una pausa, repitió lo que hice hace un momento, se paró tomo agua y se volvió a sentar delicadamente.
-¿Se les concedió el deseo?- Dije tratando de averiguar qué había pasado, lo único que quería era que me dijera que es lo que tengo.
-Sí, muchos años después se creó una nueva descendencia de griegos: los Venatores, era una raza de humanos superiores a los demás, eran más agiles, astutos, inteligentes. Se les dio el poder de ser mejores que todos los demás, eran como zorros.
-¿Pero qué poderes se les dieron?-
-Fueron varios poderes, pero ninguno los tenia todos, cada uno tenía un solo poder, pero entre todos se complementaban y trabajaban en equipo. Se les dio el poder de ser veloces, de poder ver las situaciones que ellos deseasen o de peligro más lento que lo normal, se les dio el poder de escuchar a kilómetros de distancia.
-Y ¿para qué les servirían esos poderes?- Dije asombrada, era algo portentoso. ¿Una cazadora? Por donde lo miraba era mágico.
-La velocidad para atrapar a sus presas, la vista para saber dónde están y poder atraparlas mucho más fácil, y la escucha para escuchar cada uno de sus movimientos- Eran poderes inútiles para mí, en el siglo 21 no importaba si sabias cazar, solo tenías que saber caminar y tener dinero, para ir a la tienda y comprar lo que otros cazaron por ti.
-Pero ¿Los romanos se quedaron de manos cruzadas, no que siempre querían ser iguales a los griegos?- Dije tratando de salirme de la duda, era una historia interesante pero con muchos huecos que llenar.
-Por supuesto que no, ellos igual rogaron a los dioses poderes divinos como el de los griegos, pero nunca se les concedieron. Miles de años después una feroz guerra se desato entre estos 2 pueblos, los romanos perdían millones de soldados en esa inhumana batalla, así que el líder de ellos decidió ir donde unos arúspices, los brujos de aquella época, y pidieron ganarles a los griegos, y se lo concedieron, a todos los romanos se les fue otorgado un don que solo el cielo y el infierno tienen, robar las almas- quede paralizada, la sangre se me helo, quede pasmada con aquella revelación, no podía creerlo, Frederick tenía razón, era una cosa de suma importancia, eso podría cambiar mi vida o mi forma de morir. –Luego de tener este “don” los romanos ganaron fácilmente la guerra pero, este regalo otorgado tenía su precio, y es que no se puede desafiar tan campante el cielo y el infierno, a Dios y el Demonio.- Hizo una pausa, respiro profundamente y descanso la vista.
-¿Cuál fue este castigo?- La intriga estaba apretando mi pecho, estaba al borde de descubrir que era una asesina sobrenatural. Era algo inusual para mí, las emociones en aquel momento eran desmesuradas. Alegría por saber que tenía algo diferente, odio hacia mi familia por nunca habérmelo dicho, tristeza por saber que nunca podría compartir mi regalo con mis amigos, incertidumbre y confusión por saber que más sorpresas traerá esta historia.
-Su castigo fue, que a las personas que les robaran el alma, no morían.-
-No entiendo muy bien, si te roban el alma ¿no te mueres?
-No exactamente. Mira, nosotros estamos compuestos por 3 cosas: alma, cuerpo y espíritu. ¿Has escuchado alguna vez la teoría de platón?- Rápidamente asentí- Esta teoría menciona que nuestro cuerpo y nuestra alma son independientes, que si nuestro cuerpo muere nuestra alma aún vive, esta teoría tiene algo de verdadero, nuestro cuerpo sin nuestra alma vive pero no sin espíritu, entonces al robarse el alma de otro, no se roba el espíritu, y por ende el cuerpo sigue respirando, como si estuviera en coma, pero es lo único que hace: respirar. Entonces como te decía, el precio que ellos pagaron fue, que al robar las almas estas se quedaban atrapadas en sus cuerpo y ellos podían escucharlas, y si perdían el control ellas lo tomaban haciendo lo que quieran-
-Ósea que lo que le hice a… mi hermano ¿fue… robarle el alma?- Ahora entendía mucho de lo que había ocurrido, por qué hacía cosas que no entendía, por qué escuchaba esa voz en mi cabeza, por qué había escuchado lo que hablaban Ryan y Max, por qué las imágenes se me volvieron lentas, lo entendía todo. –Pero espera, cuando estaba peleando con mi hermano yo…-
-Le leíste el alma- Dijo callándome, ¿Leer el alma? ¿Eso era posible? Bueno hasta ahora nunca había pensado en la posibilidad de ser una mutante griego-romana –Ese fue también parte del regalo a los romanos, así podrían saber lo que pensaban hacer sus enemigos.
-Pero y yo porque tengo más de un poder y porque tengo de ambas civilizaciones- Esto era muy extraño habían muchos huecos que tenía que cubrir para entender bien el asunto.
-Luego de muchos años de guerra, el líder de los griegos, decidió traicionar a su pueblo por amor y casarse con la heredera al trono romana. El pueblo griego no tolero tal traición y decidieron una guerra eterna con los romanos. Luego de que la princesa y el joven tuvieron descendencia todos los de esta generación tuvieron 2 poderes: el de robar las almas y uno de los poderes griegos. Pero bueno, ahora que tengo las bases te podre explicar lo que me preguntase. Mira, tu y yo somos venatores, somos descendencia de ellos y eso nunca se te puede olvidar, pero claro, si quieres ser una traidora lo puedes ser es tu decisión. Pero eso no importa mira, nosotros los venatores tenemos un libro, es algo parecido al libro de ecno o a la biblia, en él está el presente de cada persona, con el podemos saber todo, sobre todos, excepto su pasado. –No podía creerlo estaba ante un sabio, una gran historia y unas grandes ganas de ir al baño, pero debía aguantarme hasta que me lo contara todo. –Pero aparte del libro, tienes que entrenar Melissa, tienes que despertar al 100% tus dones, no se te dieron todos por nada -¿Todos? Sabía que era importante, ¿pero tanto? –Melissa ¿entendiste?- Dijo parándose de su asiento y acercándose a mí, me tomo por los hombros y me sacudió como para que volviera a la realidad –Ya vinieron por tu madre y pronto vendrán por ti-
-Mi madre- Dije suavemente, como un suspiro que pronto el viento se llevaría. Eran ellos los que me la habían arrebatado, eso era intolerable. Como era posible que una magnifica raza de mutantes sobrenaturales pudieran robarle a una niña el tesoro más grande que puede tener.
-Melissa, si te digo esto no es para que te llenes de odio ni de tristeza, los vadászok, es la raza romana. Ellos saben mucho más de lo que deberían y por eso te están buscando y no pararan hasta encontrarte-
-Frederick, hoy unos chicos me querían atracar, uno de ellos me dijo que les habían encargado robarme el brazalete- Le dije para que estuviera al tanto de que ya me habían encontrado.
-Porque no pensé en eso- Dijo frotándose la frente y agachando la mirada –Melissa- Recupero rápidamente las energías y de un salto se paró detrás de mí –Ya es hora de que aprendas a dominar tus poderes, no hay otra opción, es eso o la muerte, y no creo que te guste conocer los métodos tan sanguinarios de los vadászok, no son nada amistosos, te lo aseguro- El tiempo se me agotaba, sabía que lo que podría venir después de que le diga que me enseñara iba a ser muy difícil y agobiante. –No busco que escojas una de las 2 opciones, porque yo ya la escogí por ti, mañana empezaremos muy temprano la caza- ¿Caza? Creía que lo que quería era enseñarme a manejar mis poderes, aunque algo tenía que ver porque a fin de cuentas era una cazadora. –Es muy sencillo, pero antes, te tengo un obsequio- Por fin algo nuevo para mi colección de rarezas: ya tenía un mini barco, un gancho de metal antiguo, toda la colección de música de los ochenta, una guitarra de los 70’s, un estante lleno de sombreros y 50 pequeños muñecos de la segunda guerra mundial ¿Qué extraño objeto entrara ahora? –Mira, para cada venator antes de nacer se le crea un arma de defensa y un arma de protección, la de protección es para que tu alma no se vaya de tu cuerpo, así que cuando robes o cuando te intenten robar tu alma no puedan, puede ser un brazalete como el tuyo, o un anillo, un collar, una pulsera, unas aretes, u otras cosas que sean de uso diario, para que la gente normal no noten que siempre lo usan. Y el arma de defensa es un artículo que te sirva redundantemente para defenderte, atacar, esta se asocia con tu poder: si los sabios descubren que tu mejor poder va ser la visión te fabrican un artículo que se relacione a este poder. Aquí tengo tu arma de defensa, tu madre la poseía pero al morir yo soy su sucesor para ser tu tutor y es mi deber entregártela- Decía mientras esculcaba entre sus grandes maletas que estaban cerca del pasillo, rápidamente al encontrar lo buscado se dirigí hacia la cocina y puso sobre la mesa un estuche grande y al parecer liviano –Esta es tu arma, con ella iremos a cazar mañana, con ella tendrás que aprender a vivir porque de ahora en adelante tendrás que cuidarla como lo que es: un tesoro –Aquella era mi arma de defensa, nunca pensé en tener una, no soy de aquellas que les guste pelear y mucho menos matar.
-Y ¿Qué es?- La verdad la intriga me estaba consumiendo por dentro, quería saber que arma se relacionaba con mi mejor don, aunque aún no sabía cuál era.
-Ábrela- Dijo con una gran sonrisa y con las manos dentro de los bolsillos de su elegante pantalón. Las ansias eran grandes, ¿Qué seria? Por el tamaño podría ser una espada. Lentamente abrí el cierre del estuche.
-¿Esto, es un… arco?- Dije atónita, era increíble ver uno de tan cerca, su fina madera tallada, tenía unas inscripciones raras por ambos lados. En uno decía: “arrow indomitam, invictus venatrix” y en el otro lado decía: “Nocte luna ducet via tua et tu celare persequentibus”. No entendía mucho de lo que decía pero eso no era lo que importaba, lo que importaba ahora es que tenía un gran arco y unas estupendas flechas: finas, resistentes, con muy buena punta.
-Es una arco en fresno, tiene unas inscripciones finamente talladas, las flechas son de roble, muy fino y difícil de dañar, puedes atravesar a cualquiera a kilómetros de distancia, claro está si no hay nada interponiéndose. Las inscripciones están en latín, quieren decir: “Flecha que es indomable, cazadora invencible” y la otra dice: “La noche y la luna guiaran tu camino y te escondera de aquellos que os persigen”
-Muchas gracias Frederick- Le dije parándome de la mesa, dejando el arco encima y tirándome a sus brazos. Era un regalo estupendo e inolvidable.
-De nada nena, por favor no lo pierdas- Sonreí y lo apreté fuerte, pero un gran calosfrió me recorrió el cuerpo. Rápidamente Frederick se apartó de mí y se acercó a la ventana, me miro con cara de preocupación, respiro profundo y cerró los ojos como si se fuera de sí.
-¿Estas bien?- Le dije acercándome lentamente, repentinamente un brinco por parte de mi tutor me hace retroceder
-Ya están aquí, prepárate- Dijo suspirando fuertemente. ¿Quiénes estaban aquí? Trataba de preguntarle pero las palabras no fluían por mi boca. Un fuerte estruendo hace turbar la paz de la casa, estaban tocando la puerta. –Son ellos- ¿Ellos?
-¡MELISSA! ¡ABRE LA ESTUPIDA PUERTA!-
Estoy completamente intrigada con todo lo que se acaba de explicar y... ellos? quienes??
ResponderEliminarwow me dejaste con ansias de maaas!!!!
Estare al pendiente pero como quiera no dudes en avisarme cuando tengas capitulo nuevo.
Hasta el sig. capitulo (:
Besos
Aaaassshhh publica pronto me dejas con ganas de seguir leyendo >.<
ResponderEliminarhaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa >-<
ResponderEliminar(sin palabras )
muy bueno