Capitulo 2: El obsequio


Y hay estaba, el cuerpo inerte de mi hermano, tendido en el frio pasillo del tercer piso de la casa. Estaba tan pálido, parecía muerto, pero sabía que no lo estaba, aun respiraba, su respiración era lenta y pausada, como si se ahogara. El aire se tornó espeso, mi mente estaba abrumada de pensamientos. Note que mi cuerpo estaba hirviendo, empezó por mi mano y subió hasta mi corazón. Era un calor extraño, sentía como si me quemara por dentro, de repente unas punzadas en el corazón y la cabeza, ¿Qué me estaba pasando? Era difícil explicarlo, me sentí impotente ante aquella situación. De repente un fuerte espasmo en la espalda me tira al suelo, y seguido de él otro y luego otro. Tenía miedo, me dolía demasiado el cuerpo como para pensar; en segundos rápidas imágenes y lamentos infernales invadían mi mente. Estaba asustada, era algo que nunca había oído, era como si alguien muriese en mi mente, como si se quemase con llamas divinas que nunca se apagasen, era aterrador escuchar aquellos gemidos.

En aquel instante una fuerza se apodero de mí, haciéndome perder cualquier dominio sobre mi cuerpo, estaba como empujándome, o mejor dicho a mi alma, era como si ella quisiera sacarme de mi cuerpo. En segundos me sentía pesada, no era capaz de pararme, hasta que lo hice por algún extraño motivo. Me acerque rápidamente a la pared y observe el espejo. Esa no era yo, era mi cara, pero mis ojos estaban desorbitados y toda mi cara estaba roja.

Me estaba quemando. ¿Qué hacer? Trate de pensar en algo, pero en ese momento caí fuertemente al suelo, nuevamente los espasmos y los chuzones, que hacían que cada vez más aumentaran los sollozos en mi mente. En aquel momento pierdo la conciencia.

 Luego de no sé cuánto tiempo, volví en sí, mi cuerpo se enfrío un poco y los dolores se fueron. Me pare rápidamente y sin pensarlo me volví hacia el cuerpo petrificado de mi hermano.

En ese momento me quede pasmada, un frio viento penetro en mis huesos. No sabía lo que ocurría. Mi mente se nublo por un momento. Sabía que algo andaba mal pero no sabía porque. Mis movimientos eran actos involuntarios, trataba de no hacerlos pero me era imposible.

De repente el espeso aroma del aire –que olia a cascaras de limón podrido-  se mezcló con un aroma de flores silvestres. Era mi madre, que se estaba acercando lentamente por las escaleras.

¿Qué hago? Fue lo primero que se me vino a la mente. Quería ocultar el cuerpo inmóvil de mi hermano, pero una gran fuerza me empujó hacia atrás. ¿Qué me había ocurrido? Era difícil de explicar, fue como si un muro de piedra se hubiera levantado entre el cuerpo de Lucas y el mío.

            -Melissa, ¿está todo bien?- Me dijo mi madre, que aunque todavía no estaba en el pasillo, escuchaba el latido de mi corazón.

             -¡Por favor mamá ayúdame!- No sé qué me ocurrió, esas palabras no eran mías, pero salieron de mi boca.

             -¡¿Qué ocurrió Melissa?! Respóndeme que le pasó a tu hermano- Me dijo en un tono de angustia, ya había llegado al corredor; estaba  hablando casi a susurros para que mi papá no se diera cuenta.
             -Yo, yo no sé qué ocurrió… no quería pero… mi mano y luego Lucas… y ¿está muerto?- Dije tartamudeando, era incapaz de completar una frase, mi temor era mucho más grande ahora que mi madre estaba aquí.

             -¡Melissa, tranquilízate!- Me dijo, tomándome las manos. Sus manos tan suaves y delicadas me transmitían amor- Dime que ocurrió, no te desesperes; háblame claro.

Le relate todo lo que había ocurrido –con mucha dificultad- evadiendo algunos detalles importantes para evitar que pensara que estaba perturbada.

            -Hija mía, no te desesperes; todo es un gran malentendido, pero necesito que me digas algo ¿Qué estas pensado? o, ¿quien hay en tu mente ahora?- Me dijo suavemente, mirándome a los ojos; sus ojos eran grises y profundos, una sola mirada te dejaba hipnotizada. 

¿Qué pensaba? Ahora en lo único que pensaba era en mi hermano, pero, imágenes rápidas pasaban nuevamente por mi mente, sensaciones extrañas me erizaban el cuerpo.

          -Pienso en mi hermano, pero muchas cosas extrañas pasan por mi mente también. Siento mucha angustia y temor de mi misma, cosa que nunca había sentido y no entiendo porque la siento- Dije algo confusa, sabía que no era yo la que sentía eso, pero no quería decírselo a mi madre,  pues creería que estaba loca y era lo que menos deseaba en aquel instante.

         -Mi vida, tu hermano no está muerto, y no te preocupes por el- Dijo mientras me abrazaba- Este es el inicio de una gran odisea para ti; te tengo que explicar muchas cosas, pero ahora no. Primero vamos a tu cuarto para que duermas. Deja tu mente en blanco ¿ok?- Me dijo de una manera que me encanto, era un tono suave pero imponente, dulce pero agresivo; En ese instante, mi madre y yo nos introducimos en la habitación. Yo temblando del miedo y mi madre cargando el cuerpo estático de mi hermano. Ella tenía una fuerza sobre natural, mi hermano de 15 años y aun ella lo cargaba sola.

         -¿Qué me ocurrió?- Dije nuevamente sin ser yo la que hablase
         
         -Nena, acuéstate y duerme, para cuando te despiertes todo estará bien- Sonaba un poco angustiada, como si el que yo durmiera fuera algo decisivo.- Pero no olvides algo, TE AMO- Me lo dijo y en aquel instante mis pensamientos cambiaron; ese te amo llego como un puñal a mi corazón. Me hizo despertar un sentimiento olvidado en lo más profundo de mi mente.

Luego de un rato me desperté, estaba sudando y parecía con fiebre. Mi madre estaba al lado de la cama, sobándome el cabello.

         -¿Qué ocurrió?- Dije exasperada, sentándome rápidamente.
         
         -Tu hermano ya está bien, no te preocupes.- Dijo mirando fijamente mi cabello.
         -Y ¿Qué le había ocurrido?

         -Bueno hija mía, llego la hora de que sepas algo sobre tu vida- Me dijo con tristeza. Se le notaba por encima que no quería contarme aun, pero sabía que debía hacerlo, mi vida dependía de ello.
         
         -Pero ¿Es tan grave como lo dice tu voz?- Le dije un poco más calmada, pensando aun en la cara helada y petrificada de mi hermano. Inmediatamente digo esto se paró de su asiento y se dirigió a la ventana

         -Hija, primero que nada, yo no quería que tuvieras esta carga; no fue lo que planeaba, fueron las cosas del destino. Tú no eres como tus hermanos… eres diferente- Me dijo un poco intranquila y confusa, como perdida en sus pensamientos, tratando de hacer que entendiera la gravedad de la situación.

        -¿A qué te refieres?- Dije algo confundida
      
        -No me contaste todo lo que había ocurrido entre tu hermano y tú, fuiste muy redundante en muchas cosas y sé que no todo paso como me lo dijiste- Me dijo en un tono agitado, me había descubierto- Dime Melissa que ocurrió cuando le tocaste con la mano la frente a tu hermano y dime la verdad.

        -No sé- Dije llorando; la única persona que me quería estaba gritándome y eso debilitaba mi alma.

        -Está bien, no es necesario que me lo digas, porque yo ya lo sé- Me dijo más calmada- No quiero que llores- me salto el corazón, su amor se le noto en su voz- pero es necesario que entiendas, tienes algo que no es normal, un don o un martirio, no sé qué es, pero veo que ahora no estas lista para averiguarlo del todo- Se alejó de la ventana y fue directo al closet de mi habitación, lo abrió y tomo una caja que había en lo más recóndito del gabinete más alto; de allí saco un hermoso brazalete, era color plata con pequeños diamantes transparentes incrustados alrededor de la hermosa argolla

        -Tómalo, es mi obsequio y como tal quiero que lo cuides; NUNCA te lo quites- Enfatizo muy bien.

En aquel instante en que me la entrega, me la pongo en la mano izquierda pues siempre fui surda.

       -No, en la derecha- Me dijo entre risas. La saque de mi mano, y la dirigí a la derecha.
       - Te queda preciosa- Dijo dulcemente, sus ojos le brillaban con un esplendor que nunca había visto en ella.
  
Era un hermoso brazalete, era largo, me llegaba más abajo del codo; al inicio de la muñeca, se partía, llegando hasta el dedo medio en forma de anillo. Era un brazalete diferente, porque cuando me lo puse, su color plata cambio inmediatamente a un color bronce opaco.
      -¿Lo dañe?- Le dije muy angustiada, pues se me hacía motivo de sobre exaltación aquella transformación.

      -Pues no dañaste el brazalete, pero estas dañando tu cuerpo.- Me dijo abriendo muy bien los ojos; A ella también le sorprendía aquel cambio.
      
       -¿A qué te refieres mamá?- Le dije un poco más calmada. Me tranquilizaba saber que a ella también le sorprendía.

       - Por el momento te diré que esta joya, no es como cualquiera. Vez que el color base de ella en estos momentos es bronce, esto significa que estas intranquila contigo misma- Dijo sin enfatizar mucho, tratando de decirme levemente, sin profundizar mucho- ¿Vez los pequeños diamantes incrustados?, Pues estos también cambian de color, pero no según tu estado de ánimo. Ellos cambian a rojo o verde, según sea el caso.- Dijo casi a susurros, minimizando la importancia de aquella situación.

      - Pero entonces si no reaccionan con mi estado de ánimo entonces ¿Con el de quién?- Dije intranquila, entendía lo que  me decía pero no del todo y esto me preocupaba. Si lo que me decía era tan importante como lo decía su tono de voz, cualquier mínima cosa que no entendiera me haría caer en un abismo de confusión eterna, o eso creía yo.
     
      - Con el de los demás.- Me dijo, tenía una cara de insatisfacción al ver que no entendía.
   
      - Pero ¿cómo así? No entiendo muy bien por fav…- Le dije, pero inmediatamente me silencia.

      - No te apresures nena, a medida que pasen los años aprenderás más cosas, y esto que te estoy diciendo te parecerá tonto. Pero ante todo la serenidad- Me dijo con una voz que hechizaba al que la escuchara.

Sonó la puerta. –Oh no, es mi padre; seguramente vera mi brazalete y me lo quitara por ser demasiado caro- Pensé.

      -¿Eres tu Lucas?- Dijo mi madre emocionada, lo estaba esperando.

      - Si madre, soy yo- Dijo el personaje detrás de la puerta. Nunca me había emocionado tanto al escuchar la voz profunda de mi hermano; pero a la vez que me entusiasmaba, me angustiaba, me producía terror pensar que me haría algo malo a causa de lo ocurrido. ¿En qué pensaba mi madre al llamarlo? ¿Quería que me asesinara de un golpe?
  
       -Pasa, pasa; No nos hagas perder tiempo- Dijo mi madre. Su cara estaba blanca como una hoja, más sin embargo tenía pequeños puntos rosados, que juntos, eran su rubor natural.

Entro mi hermano más vivo que nunca. Estaba vestido con otras ropas a las de hacia un rato. Llevaba una camisa a cuadros –como de vaquero- Y unos pantalones desteñidos. Su cabello estaba peinado hacia atrás y con gomina.
-¡HERMANA! ¿Qué te ocurrió?- Dijo Lucas, casi a gritos, con una cara de asombro que nunca había visto. No sabía de lo que hablaba, supuse que de mi cara roja, pero algo extraño le ocurría, no era el mismo Lucas que conocía; él nunca se había interesado en mi ni en mis cosas.

      -¿A qué te refieres?-Dije confusa, creo que en mi cara se notó lo molesta que estaba por aquella pregunta.
   
      - Tu cabello, esta tan corto y trasquilado- Dijo asombrado. ¿Estaba jugando conmigo? Sabía que sí, pero su cara decía otra cosa, se le veía confuso y desubicado.
  
       -No te hagas el tonto Lucas, tu sabes muy bien lo que me hisite- Dije enfadada, no sabía si jugaba o no, pero igual esa falta de  memoria me molestaba.

       -No, yo nunca te haría eso- Me dijo triste, y enseguida se lanzó contra mí. Me cubrí la cara, creí que me golpearía, pero no lo hizo. Me abrazo, con una fuerza que supe que me amaba de verdad.- Si fui yo, perdóname, no pensaba en lo que hacía- Dijo llorando- Te amo y quiero que lo sepas, eres mi hermanita chiquitina, eres mi compañía y nunca te haría daño- Sus palabras eran tan sinceras, como el canto de un pájaro. En ese momento, mis ojos se encharcan y cayeron lagrimas encima de mi hermano.

       -Lucas, yo también te amo, pero ¿no te acuerdas de nada?- Le dije mirándolo fijamente a los ojos azules como el mar –Los había heredado de mi padre-. Me preocupaba que en aquella batalla entre él y yo, hubiera perdido la razón.

      -No es el momento, para preguntas tristes, eso ya paso y debe quedar en el olvido. Siempre debió haber sido así, toda la familia amándose mutuamente.- Dijo entre sollozos, estaba tan feliz y orgullosa que dejo mostrar la sonrisa que durante muchos años oculto

      -Primero concentrémonos en llevar a mi hermana a la peluquería.- Dijo tiernamente mi hermano, sus ojos le brillaban de amor. Mi madre y yo nos reímos de aquel comentario y él nos miró como quien dice: “es enserio”

      -Está bien. Pero Melissa, espera un momento; prométeme que no le dirás nada a tu padre y si te pregunta de dónde sacaste aquel brazalete dile que es una baratija que compraste en una tienda de antigüedades.- Dijo angustiada por mi reacción, su cara se volvió pálida –si es que se podía- y en aquel momento asentí con la cabeza. Mi hermano confuso miro mi brazalete, sonrió y le hizo signo de aprobación a mi madre. Entiendo que ella quisiera ocultárselo a mi padre, si él sabía que ella me lo regalo, pensaría que Frederick –El abogado de mi padre que también vive con nosotros y maneja las finanzas- le ha entregado  dinero y eso es lo que más enfurecía a mi padre.  

      - Claro mami, lo que tú digas. Pero ¿Dónde está mi padre?- Le pregunte, no quería encontrármelo, ya que el miedo que sentía por él era tan grande que no le soportaba ni la vista.

      -Está abajo con unos amigos, organizando algo. No te intereses mucho, seguramente están organizando su próxima salida- Dijo tranquila, no le afectaba en lo más mínimo.

       -¡Melissa, abaja ahora mismo!- Grito mi padre con un tono aún más furioso de lo normal. ¿Se habría dado cuenta de algo? En ese momento mi piel se erizo, mi cuerpo se paralizo, mis pensamientos se esfumaron. Mi madre y mi hermano se quedaron quietos como estatuas, les asustaba al igual que a mi aquel grito ensordecedor. – Que esperas para bajar y decirme toda la verdad. Ya sé lo que ocurrió, engendro del demonio, ¡Baja ya mismo antes de que yo suba a buscarte, porque si te subo a buscar, luego te abajaran los médicos!

11 comentarios:

  1. melisa estoy leyendo tu historia y me gusta. no he leido los libros de cazadores de sombras por lo tanto no se de que se tratan asi que voy a disfrutar de los capitulos cada vez que los subas.

    Saluditos,

    LISY

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  2. wow, creo que ya comencé a hacerme una idea de por donde va el don de Melissa.... jeje me gusta mucho sigue publicando!!...
    por cierto, ¿cada cuanto publicas?

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  3. Gïxiiell y lisy que bueno que les guste la historia.
    No tengo un tiempo concreto, cuando tengo inspiración lo subo rápido cuando no pues me demoro un poquito!! El tiempo máximo que me doy es de 10 días. Tratare de ser mas rápida...

    XoXo ♥

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  4. Interesante. La historia es diferente a lo que normalmente leo ^^

    Ummm ¿Melissa tiene otra personalidad dentro de ella o algo así? ¿Otra persona que habita en su ser? Umm al menos esa es a la conclusión que he llegado.

    Nos vemos!!

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  5. Alexia espero que te guste la historia!! Pues te dire que en este capitulo, si ella tiene a alguien dentro!! Esperate al 4 capitulo que en el te explicare todo lo que ocurrio con Melissa y su hermano!! ;)

    XoXo ♥

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  6. Me encanta la historia y la leo siempre :)
    osea , a los capitulos.

    Estoy ansiosa porque llegue el siguiente capitulo :D

    Muy buen libro

    PD: soy la de onpixels, -Maaar, te acuerdas?:)

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  7. Hola Franchu que bueno que te guste!! Pronto subire el proximo capitulo!! ;)

    PD: Claro que me acuerdo de ti!! :P Imposible de olvidar a una persona tan amable!! ;)
    Cuidate!!

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  8. quiero el sig. cap lo espero de verdad!!! en un rato lei los capitulos que tienes publicados y ya quiero leer el siguiente!!! besos!!!

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  9. esta historia en verdad me tiene fascinada!!
    y espero el prox. capi con ansias...
    Te seguire leyendo :D

    Besos

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  10. esta muy buena la novela , grrr aun siento mucho coraje por la actitud del padre...
    saludos setsu

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  11. Wow, esta buenisima la historia!!
    De verdad te pasaste!

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